


El primer ragnarok y el antiguo Midgard

Para nosotros, esto no era la Tierra ni Midgard. La llamábamos Asut y era el tercer planeta del sistema Maurential. Son nombres distintos para lo mismo, algo comprensible teniendo en cuenta que mi mundo originario existió hace cien millones de años. Nuestra sociedad era muy avanzada tecnológicamente, mucho mas que la que existe hoy en día, algo que nos brindaba una gran calidad de vida. Nos preparábamos para conquistar otros planetas, consumiendo todo lo que podíamos de este. Y esta fue nuestra perdición. Todo comenzó con una tormenta que cubrió todo el planeta, una tormenta que duro todo un año, derribando edificios con enormes vientos huracanados, destruyendo toda tecnología con impulsos eléctricos que se generaban de la nada. El planeta se curaba y nuestra vanidad era su enfermedad. Yo era un niño cuando esto sucedió. No recuerdo a mis padres, no se si los tuve siquiera, lo que si recuerdo es que el hambre y la soledad que me acompaño el resto del tiempo que existí en el antiguo Midgard. Volvimos a la edad primigenia, donde la tecnología mas avanzada era el arco y la flecha. Matar o morir, puro instinto de supervivencia, unidos por clanes y conquistando territorio por conservas de comida o combustible. La vida me convirtió en un ser asocial, huraño, despreciable. Abusaba de mi fuerza con las mujeres, robaba a quien quería, mataba si era necesario. Me apodaron Zafio, un insulto, pero me gustaba, me hacia sentir vivo. Odiaba a todo y a todos por negarme un mundo ideal, como si mi mera existencia no hubiese sido una gota mas en un vaso casi colmado. Entonces llego. El primer Ragnarok.
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Ninguno de los supervivientes sabemos como comenzó todo. El suelo empezó a temblar, el cielo se oscurecía rápidamente y en el horizonte, algo brillante se movía velozmente hacia mi. Hui, claro que hui, lo intente con todas mis fuerzas, pero fue inútil. Nunca olvidare ese dolor por mas millones de años que pasen. Era como si cada célula de mi cuerpo ardiese de forma individual, como si desgarrasen mi cuerpo con hilo de pescar. Tras lo que me pareció una eternidad, esa ola de extraño fuego siguió consumiéndolo todo, dejando tras de si un paisaje desolador, donde unas llamas extrañamente incandescentes consumían todo lo que tocaban, convirtiendo en polvo casi al momento tanto edificios como personas. Pero no a mi. Comencé a andar desnudo por la ciudad, con la piel entumecida pero intacta salvo por algunas quemaduras blanquecinas que me acompañarían toda la vida. Todo desaparecía rápidamente, convirtiendo el planeta en un yermo de tierra, barro y ceniza. De repente, una luz multicolor me envolvió y sentí como algo invisible tiraba de mi. En solo unos segundos, aparecí en lo que antes era la colina de un monte, junto a mas personas, todas como yo, desnudas, entumecidas y asustadas. Ante nosotros estaba el, un hombre enorme, debía medir el doble que cualquier hombre o mujer del mundo, a lomos de un extraño caballo de ocho patas. Se presento como Atrius, quien considerábamos lo que hoy en día llamáis dios, pero nos aclaro que su autentico nombre era Odín, el padre de todos. Nos explico que esto era el Ragnarok, el primero de muchos, el fin de todo lo conocido, y que, por alguna razón, nosotros eramos especiales. Ningún humano corriente debería sobrevivir a todo el poder de Yggdrasil desatado, pero nosotros lo hicimos. Nos llamo Valhaims, que significaba algo parecido a "Elegidos". Veinte fuimos los supervivientes del primer Ragnarok, veinte los entrenados por los dioses de Asgard y solo nueve los elegidos para proteger las puertas al Valhalla, puertas creadas por Odín con la ayuda de Brok y Sindri para contener el Ragnarok dentro de Asgard si se volviese a desatar. Como guardián, fui enviado de nuevo a Midgard hace mas de 1630 años, y desde entonces he protegido la puerta con mi vida. Zafio seguirá siendo mi nombre para siempre, como penitencia al ser que fui. Aun así, ya no recuerdo mi nombre, he tenido tantos que es ridículo. Zafio Warpoint Ragnatyr, Guardian de la puerta a Midgard, ahora y hasta el fin de los días.